Hola mi nombre es
Mónica Jiménez Femenía
y soy maga.
Sí sí como lo oís. Mi oficio es hacer magia y ¿sabéis una cosa? hacer magia todo el día a veces es agotador ¿Os gustaría ayudarme a hacer magia?…
Así es como empecé mi exposición el día que fui a explicarles a los niños de la clase de mi hija Olivia en qué consistía mi trabajo. Cuando todos respondieron con un sí ensordecedor saqué de mi maleta de mimbre una bolsa de tela ,que yo misma había confeccionado, llena de varitas mágicas de madera ¿Puedes imaginar la cara de asombro de todos esos niños? Unos me miraban con cierta incredulidad. Otros con fascinación. Pero sin duda alguna la mejor de las caras fue la de Olivia que no tenía ni idea de lo que iba a suceder allí aquella mañana.
Pedí a Olivia que me ayudase a repartir las varitas entre sus compañeros.
—Vais a necesitar una varita—dije— ¿O conocéis a algún mago que haga magia sin su varita?
—¡Nooooooo!—repitieron todos al unísono.
Como no traía varitas para todos empezaron a sacar sus lápices y nerviosos me preguntaban:
—Mónica ¿esto puede servir como varita mágica?
—¡Claro que sí!— Me acerqué a cada uno de ellos y tocando sus lápices les dije con convencimiento—. ¡Ahora ya son varitas mágicas!
Tendrías que haber visto sus caras de satisfacción.
Proseguí con mi exposición y saqué de mi maleta de mimbre un patrón. El patrón de un globo. Globos de tela que personalizo con el nombre del niño para decorar un rincón de su habitación.
—¿Qué es esto?—pregunté.
—¡Un pez! — dijo una.
—¡Una bombilla! — espetó el otro.
—¡Qué dices si es un petardo! ¿No lo véis?
—¿Un petardo? ¡Pero si es un caramelo!
En este punto la que se quedó asombrada fui yo. Hasta esa mañana yo sólo había visto un globo y ellos me mostraron que ese trozo de cartón escondía muchas cosas más. Fue un momento mágico para mi.
Metí la otra mano dentro de mi maleta de mimbre y saqué un retal de tela.
—¿Estáis listos para hacer magia?—les dije con el patrón en una mano y el tejido en la otra.
La emoción titilaba en sus ojos. Todos estaban impacientes y ansiosos por hacer magia. Pero…
— ¡Un momento, un momento! Tenemos varita magica, pero ¿qué más necesita un mago para hacer magia?
— ¡Necesita un sobrero!
— ¡Y una capa! — gritó otro.
— ¿Y el conejo? ¿No le hará falta un conejo?
— Sí, es cierto que necesita todo eso, pero ¿no os dejais lo más importante? Todo mago debe tener una frase mágica que haga que las cosas sucedan—. todos pusieron cara de <<¡Es verdad! ¿cómo no se me había ocurrido antes?>> ¿Queréis que comparta mi frase con vosotros y hagamos magia juntos?
¡Repetid conmigo! ¡Badabin badaboon,
que aparezca el globo de “Catch the Moon”!
Todos gritaron la frase conmigo y de pronto dejé caer el patrón y la tela dentro de la maleta al tiempo que sacaba un globo confeccionado con ese mismo tejido y con un arcoiris de trapillo cosido en él.
Así hicimos con el resto de patrones que traía en mi maleta hasta que de repente uno de los niños gritó:
—¡Pero eso no es hacer magia!— entonces me acerqué a él y dándole un trozo de papel y otro de tela le dije —. De acuerdo si esto no es hacer magia mañana me devolverás esto convertido en un muñeco de tela. Me miró como si la cosa no fuese con él y entonces sonrió. Comprendió que la verdadera magia reside en darle vida a las ideas. Ideas que viajan de la mente al papel y de éste al tejido para convertirse finalmente en un juguete ¿Es esto magia o no?
Pues bien, como te decía, mi nombre es Mónica Jiménez Femenía y soy maga.